La homofobia y el rechazo estuvieron a punto de sepultar los logros del matemático Alan Turing.
Alan Turing es uno de los personajes más importantes del siglo XX; en este segundo artículo, reviviremos la hazaña del científico al ser una parte activa en la lucha contra la Alemania nazi.
A pesar de ser fundamental para la victoria de Gran Bretaña y los aliados en la Segunda Guerra Mundial, el trabajo y legado de Alan Turing estuvo al borde de la desaparición.
Máquina Enigma y el juego de imitación
La criptografía se convirtió en un arma clave para la estrategia durante la Segunda Guerra Mundial. Alemania utilizó una máquina llamada Enigma para encriptar sus planes de intercepción y ataque a Gran Bretaña y los aliados.
Cuando una letra de la máquina era pulsada, esta era sustituida por otra mediante el uso de tres rotores internos -las máquinas militares llegaron a usar cinco-, cuyo resultado era más de diez mil billones de configuraciones distintas. Su portabilidad era clave para mantener el secreto. Los operadores cambiaban la posición de los rotores cada par de días, haciendo casi imposible su desciframiento.
En 1939, Turing fue llevado a Bletchley Park para trabajar en el Servicio Británico de Descifrado. A través de ecuaciones y cálculos, el equipo encontró pautas en los mensajes; sin embargo, no lograban descifrarlos por completo.
Desde ese momento, Turing materializó la idea de tener una máquina similar a la de los alemanes y llevar a cabo un juego de imitación; adelantándose a las acciones teutonas.
En marzo de 1940 crearon el primer prototipo. El sistema fue bautizado como Bombe y, tiempo después, ya tenían 200 réplicas más. Con este trabajo de imitación y desciframiento, se evitaron ataques aéreos a Gran Bretaña e intercepciones de submarinos alemanes a centros estratégicos de armas.
Al término de la guerra, las bombe fueron destruidas. El trabajo de Turing y su equipo permaneció en secreto hasta los años 70, ocultando la hazaña de Alan por años.
Homofobia e ignorancia contra Turing
En 1952, Turing se encontraba en la cúspide de su carrera científica; avanzando en investigaciones de biología matemática y lo que hoy conocemos como Inteligencia Artificial (AI, por sus siglas en inglés). Sin embargo, ese mismo año, después de una investigación e interrogatorio por un robo a su casa, el Gobierno Británico cuestionó a Alan sobre su homosexualidad, condición que el científico no negó, pues no tenía nada que ocultar.
Esta presión lo llevó a elegir entre ser encarcelado o ser sometido a un tratamiento químico para «curar» la homosexualidad. Sin muchas opciones, eligió ser atacado con los químicos, además de ser apartado de su trabajo en Bletchey Park, llevándolo a una profunda depresión.
Dos años después, Alan fue encontrado muerto con una manzana que contenía cianuro, el caso fue cerrado como suicidio. Biógrafos aún no están firmes con el cierre del caso, pues se cree que pudo haber sido asesinado o tenido una muerte accidental, realizando experimentos con el peligroso producto químico.
Oficialmente, el crimen de Turing fue catalogado como «atentado contra la moral pública»; la homosexualidad fue ilegal en Inglaterra hasta 1967.
Indulto y legado de Turing
En 2009, el entonces Primer Ministro británico, Gordon Brown, ofreció una disculpa pública hacia Turing, lo que desató reclamos de la comunidad científica para que Alan fuera propiamente indultado post-mortem de sus supuestos crímenes.
En 2013, el Ministro de Justicia británico, Chris Grayling, pidió el indulto de Turing a la reina Isabel II; acción concedida ese mismo año.
«Su vida se vio ensombrecida por la condena por actividad homosexual, por lo que merece ser recordado por su fantástica contribución a los esfuerzos bélicos y por su legado a la ciencia» -Chris Grayling.
Referencias: